El típico día de mierda en Londres.

Hoy he tenido un día de esos en que acabas maldiciendo Londres por todo y acabas pensando “con lo tranquilo que andaba yo en mi pueblacho entre montañas”… Mis últimas semanas ya han sido un tanto complejas, pero mis últimas 24h han sido para pegarse un tiro, pero bueno, por algo tengo una web que se llama Gonzaventuras.

Ayer andaba en el sur de la ciudad (yo vivo en el norte), y a la hora de volver a casa, me encuentro con que el último metro ya había partido, y eran solo las 23.30, ahí es cuando me di cuenta de que “Los Lunis” no fueron inventados para los niños, fueron inventados para los ingleses… Comencé a buscar buses para ir a mi barrio y empecé a cagarme en el famoso transporte público de Londres, que el que viva por aquí sabrá que en realidad es una mierda.

Así que como hoy entraba a currar por la mañana, y no quería tardar horas hasta llegar a casa y dejarme una pasta cambiando de buses, no preguntéis como, pero acabé durmiendo en un antiguo centro de rehabilitación de alcohólicos en el barrio en que me encontraba en ese momento. Si, un trastero, una esterilla en el suelo, mi abrigo de almohada y listo (fue inevitable recordar el día en que acabé durmiendo en un restaurante japonés en Londres, eso da para otra historia…).




Dormí algo menos de cinco horas y me levanté para coger uno de los primeros metros, llegué a casa, cogí el uniforme, la bici, y ale, a currar. Al trabajo ya llegué mosqueado, porque los lunes son el día que yo tengo solicitado para librar, y hoy era lunes, además me estuvieron mareando con la hora a la que tenía que entrar, pero bueno, la pasta me viene bien así que he ido, y cuando he llegado: zas! Día de los que falta personal, lo que se traduce en desastre y estrés laboral… Para colomo, en mi descanso me han mandado a casa a afeitarme porque se me había olvidado, ya ves tú, para hacer hamburguesas… así que mientras pedaleaba esos 10km lo único que he podido comer ha sido un plátano.

Cuando ha terminado mi jornada laboral, he salido sonriente, soñando con llegar a casa, he ido a coger la bici, y la llave del candado se ha partido, pero bueno, he pensado “que no cunda el pánico, si cojo unos alicates aún se puede girar”. La tienda donde compré el candado está al lado del trabajo, he ido y he pedido ayuda, el listo de la tienda ha cogido los alicates para girar la llave, la ha forzado y se ha vuelto a partir. Me ha tocado dejar ahí la bici e irme a casa en mi querido transporte público… Cuando ya estaba en el metro, he caído en la cuenta de que me había dejado el llavero en la bici, con las llaves de casa, el pen drive, etc. en la calle, al alcance de todos. He dado media vuelta corriendo, y menos mal que seguía ahí, porque si no ya no sé que hubiese sido de mí… Lo he cogido, y otra vez, media vuelta dirección casa.

llave-rota

Aunque parezca increíble al final he llegado a casa, he podido comer algo, que estaba hambriento, y me he echado una siesta “tipical spanish” ¡que me hacía falta! Pero ahí no acaba la cosa, mientras escribía esto me he dado cuenta de que mañana hay huelga de transportes, así que no tengo ni bici, ni transporte público, y mañana trabajo, pero bueno, siempre me quedará el rock n roll.

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