El Támesis en bici

Oscar y Gonzalo empezando una ruta en bici por el Támesis en Londres

La Gonzaventura del pasado sábado me llevó unos 70 km fuera de casa. Empezó con mi compañero de pedales Oscar, pedales de los que hacen dar vueltas dos ruedas, y no de aquellos que hacen dar vueltas la cama después de un día de fiesta. Nuestra intención era tirar millas hacia la desembocadura del Támesis, y así hicimos. Como sabíamos que era una gran distancia, echamos en el portaequipajes la tienda de campaña por lo que pudiera pasar, si, aquella que compré hace un tiempo en el Argos por 10 libras…




Bajamos de Kilburn a la City, pasando como siempre por Abbey Road, la calle donde está el paso de cebra de la famosa portada de Los Beatles. A la altura de London Bridge, cogimos el paseo del rio por la orilla sur, y empezamos a recorrerlo dirección este, la verdad que se hacía difícil pedalear entre tanta gente, y entre tanto callejón sin salida, pero las vistas y los sitios por los que fuimos pasando merecieron la pena: El Tower Bridge, Canary Wharf, el barco de Cutty Sark, el meridiano de Greenwich, el 02, las compuertas del Támesis y poco después llegamos al barrio de Woolwich donde paramos a comer.

Oscar en un ancla y de fondo el tower bridge

Tras echarnos la siesta (es broma, esto de la siesta aquí no se lleva), seguimos nuestro camino, ahora era más sencillo pedalear, nos alejábamos de Londres y ya no había gente por los senderos, pero Oscar partió el cable del freno, y poco después yo pinché la rueda, curioso, que tan solo un par de kilómetros antes habíamos comprado un kit de reparaciones por pura casualidad ya que estaba de oferta, aun así bastó con darle aire a la rueda para seguir pedaleando, así que proseguimos.

Reparando el pinchazo de la bici cerca del Támesis

El paisaje fue cambiando rápido, aquello ya no parecía Londres, no había edificios ni casas, solo campo, me empecé a preocupar, porque se nos caía la noche encima y estábamos en medio de la nada, pero de repente caí en que no anochecía, lo que pasaba es que llevaba las gafas de sol puestas… me quité las gafas, y a lo lejos se empezó a ver un puente inmenso, se nos metió entre ceja y ceja cruzarlo en bici, y fuimos a por él, pero eso de que Oscar no me dejase mirar el GPS complicaba las cosas XD.

El increible puente elizabeth II

Al final encontramos el puente, el cual resultó ser una autopista, preguntamos por allí a una empleada si se podía cruzar, y de todas las palabras raras que nos soltó solo entendíamos que en bici no estaba permitido, pero de repente apareció un hombre con una pcikup del mantenimiento de autopistas, y dijo, “ a, no hay problema, cargáis las bicis en el coche, os montáis y yo os dejo en el otro lado, y todo ello gratis!“ Así que eso hicimos, aunque no cruzamos el puente, mucho más curioso, nos llevó por un túnel que cruza el Támesis por debajo!

Cargando la bici en el portaequipajes de una Pickup del mantenimient de autopistas de UK

Una vez en el otro lado tras despedirnos de aquél buen hombre, ya sí que empezó a anochecer, decidimos que no era buena idea acampar, así que hicimos unos kilómetros más para ir a una estación de tren, y coger un carro de hierro que nos llevase hasta algún lugar donde hubiese metro o autobuses rojos, algún lugar que perteneciese al menos a las afueras de Londres. Al final cogimos un tren a West Hampstead y allí metimos las bicis en la Jubilee line de extranjis arriesgándonos a una multa, pero no pasó nada, nos bajamos en Willesden Green, y a casita tras una gran jornada de 12h.

Oscar y Gonzalo esperando al metro en la estación de west ham

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